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El arte de improvisar: un camino hacia el dominio musical

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Tocar música con otros es un componente esencial del viaje de cualquier músico. Es a través de este proceso colaborativo que un estudiante no sólo refina sus habilidades técnicas sino que también desarrolla una comprensión más profunda del lenguaje musical. En este ensayo, exploraremos la importancia de tocar con otros músicos, o “jamming”, y cómo esto fomenta el crecimiento del oído y la competencia de un estudiante de música.

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El legendario músico de jazz Charlie Parker dijo una vez: «Domina tu instrumento, domina la música y luego olvídate de todo eso». [expletive] y simplemente jugar”. Esta cita resume la noción de que la música no es simplemente un ejercicio mecánico, sino más bien una conversación orgánica y en evolución entre músicos. Cuando los estudiantes participan en sesiones improvisadas, aprenden a escuchar y responder a las ideas musicales de sus compañeros, fomentando tanto la creatividad como la colaboración.

El Dr. Tim Lautzenheiser, un destacado defensor de la educación musical, afirma: “La música es una forma de arte que debe compartirse con los demás”. En este contexto, jugar con otros ayuda al estudiante de música a desarrollar el arte de la comunicación. Aprender a transmitir las ideas musicales propias a otros músicos requiere una comprensión profunda del lenguaje musical. Es a través de este diálogo que los estudiantes aprenden las sutilezas y matices de sus instrumentos, permitiéndoles expresarse más eficazmente.

Además, la improvisación expone a los estudiantes a una variedad de estilos y géneros musicales, ampliando su vocabulario musical. Como dijo una vez el famoso compositor y director Leonard Bernstein: “La música puede nombrar lo innombrable y comunicar lo incognoscible”. Al interactuar con otros músicos, los estudiantes están expuestos a nuevas ideas y técnicas que pueden inspirar su creatividad y desafiar sus nociones preconcebidas de lo que es posible con su instrumento.

Otro aspecto crítico de jugar con otros es el desarrollo de los “oídos” musicales. Como explica el saxofonista Branford Marsalis: “Aprender a tocar de oído es lo más importante que puede hacer un músico”. Al participar en una conversación musical en tiempo real, los estudiantes desarrollan la capacidad de anticipar y adaptarse a las ideas musicales de sus compañeros músicos. Esta habilidad no sólo les ayuda a convertirse en mejores intérpretes de conjunto, sino que también fortalece su capacidad de improvisación.

Además, las improvisaciones pueden proporcionar un entorno de baja presión para que los estudiantes apliquen sus conocimientos teóricos en un entorno práctico. Según Victor Wooten, bajista y educador musical de renombre mundial, “la teoría es una gran herramienta para ayudarte a comprender lo que estás haciendo, pero no debería limitarte. Úselo como una guía, no como un libro de reglas”. Al tocar con otros, los estudiantes tienen la oportunidad de experimentar con diferentes escalas, acordes y técnicas, profundizando su comprensión de la teoría musical mientras descubren nuevas posibilidades para su instrumento.

Tocar con amigos o en el club local es una actividad vital para que los estudiantes de música desarrollen su habilidad musical. Les ayuda a perfeccionar sus habilidades de comunicación, ampliar su vocabulario musical y perfeccionar sus habilidades auditivas, al mismo tiempo que les proporciona una aplicación práctica de sus conocimientos teóricos. Como dijo una vez el famoso violinista y director Yehudi Menuhin: “El violinista es ese fenómeno peculiarmente humano destilado en una rara potencia: mitad tigre, mitad poeta”. Al adoptar el arte de improvisar, los estudiantes de música pueden descubrir al tigre y al poeta que llevan dentro y, en última instancia, convertirse en músicos más competentes y expresivos.

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